Vivir persiguiendo una meta incierta poniendo pequeños
objetivos a medio plazo. Tras
aquel fatídico año, en el que en el mes diciembre todo se cruzo, tras la pre
temporada más dura que recuerdo, pues no me enfrentada nada más y nada menos que
a la antesala del campo profesional, tras luchar y ver que no conseguía un
hueco en amateur o que debía de sacrificar parte de mis estudios por un futuro
un tanto incierto, decidí colgar. Los deportistas y en este caso los ciclistas
estamos hechos de otra pasta, no tarde ni dos semanas en maquinar algo nuevo, quería
probar en el mundillo del mountain bike, dándole vueltas de cómo empezar, caí
en el gran circuito del que dispone nuestra provincia, empezar por algo de carácter
popular para ambientarme, pulir mi técnica y quien sabe en qué otra meta fijar
el objetivo. Esa misma tarde también me acorde de mi amigo Cesar, biker desde
temprana edad y que me podía echar una mano, y una mano no me echó, me echó el
brazo entero, me explico más o menos como enfocar el entreno y me abrió las
puertas de mi actual equipo, sin duda agradecerle desde aquí todo su apoyo. La
cosa no empezó mal conseguí en mi primera carrera en Ontur entrar entre los 70
primeros y hacer segundo sub 23. Pero bueno todo no podía ir bien, esa misma
semana el jueves ya inscrito para mi segunda prueba en Tobarra, me produje una
doble factura de cubito y radio en mi brazo izquierdo. A partir de entonces
todo se volvió bastante turbio, no terminaba de centrarme en mis estudios, era
mi primer año de universidad y siendo todo nuevo no terminaba de aclimatarme,
la fractura, su posterior recuperación y todas sus secuelas las arrastre hasta
abril/mayo, y di dicha temporada por perdida, y como si de un papelillo en una
corriente de aire fresco toda mi ilusión se había desvanecido, la bicicleta
paso al último plano de mi vida, no le cogí asco pero no terminaba ni de querer
entrenar ni mucho menos sufrir.
Pasados estos
pequeños escollos comencé el año con un solo pensamiento acabar el mínimo de
pruebas y conseguir un dorsal en cualquiera de los cajones para poder calentar
antes de las pruebas, del circuito actual, el de este año. Cumplí de sobra el
objetivo, pero en mi cabeza había algo que no cuadraba ¿donde quedaban esas
ganas, ilusión y motivación por las dos ruedas? ¿Cómo alguien que había disputado vueltas de 4
días en juveniles, entrado entre los 6 mejores de su equipo para disputarlas, y
aportando todo para conseguir el ultimo año un gran tercer puesto por equipos
en el ranking nacional, podía reducir sus ambiciones a acabar marchas
populares? Pues la verdad no me lo plantee hasta hace tan solo dos meses, como
dice un famoso cantante, “Un día tuerces una esquina y te tuerces tu también”
pero esta vez fue para bien; Manuel
Cañaveras dio con la tecla una noche en la cual cenaba con José Raúl Martínez
(otro importante pilar en mi “recuperación deportiva”), una persona como yo y
llevando acumulados los kilómetros que llevaba a estas alturas no se podía permitir
hacer el puesto que hice en La Roda, y no podía tener más razón Manu, eso me
dio que pensar y esa misma semana cambie el chip, desde entonces todo ha ido
mejor, y curiosamente en general, no solo en el ámbito deportivo, en la
siguiente prueba que dispute me propuse como objetivo entrar entre los 100
primeros, lo cual conseguí con creces con un 88º puesto, manteniendo la
siguiente semana el mismo objetivo en mente, disputando el día anterior una
prueba en carretera, todo salió al pie de la letra. Como bien dice la primera frase
de dicha entrada los objetivos intermedios son los que me llevaran a una meta
un tanto incierta que no tengo marcada aun.
Sinceramente, la entrada y el estado que vivo ahora mismo de
plena satisfacción por dar 2 de 2 en las dianas marcadas no es más que debido a
el tesón y motivación que he conseguido recobrar, por los cuales saco tiempo de
dónde puedo para esforzarme realizar unos buenos entrenos y mejorar día a día,
y porque esto me ha devuelto un tipo de felicidad que tenia olvidada; aquella
que se debe a nuestra superación propia, a nuestra recompensa por todas y cada
una de las gotas de sudor caídas.
Hoy ha sido un gran día, en mi primera maratón btt de 72 km
y 1700 metros de desnivel he conseguido el puesto 58º y he rozado el pódium en
sub 23, 4º. Este también es mi mejor resultado en dicha disciplina (el btt).
Por último, quería agradecer desde aquí, a todo aquel que
malgaste su tiempo en leer el texto, y especialmente a todos mis amigos y
familia, a Esteban Parra, Manuel Cañaveras y sobre todo a José Raúl Martínez –mi
Trijorra (jaja)-; por que por ahora el mayor objetivo está cumplido, la plena
felicidad deportiva.